La información, en forma de experiencias, sólo llega a nuestra vida cuando es el momento en el que estamos preparados para recibirla, ni antes ni después.
Pedirle a la vida las respuestas cuando las necesito buscar soluciones no suele servirme; sólo ella sabe cuándo traérmelas.
Confío en la sabiduría de la vida. Sabiduría que me ha demostrado tantas veces. La espero con los brazos y el corazón abiertos.
La próxima vez, cuando llegue la respuesta intentaré coger la información agradeciendo al mensajero lo que me ha hecho llegar.
“Cojamos el mensaje, miremos hacia adentro, extraigamos el aprendizaje asociado a cada experiencia para no repetir una y otra vez los mismos conflictos en nuestra vida“.
Ana Rial