¿Y si pudiéramos escucharnos a nosotros mismos desde lo más profundo?
¿Y si pudiéramos aligerar las capas de coraza que nos hemos ido poniendo encima? Encima de esa inocencia, plena, vital y abierta a la vida.
¿Y si pudiéramos ablandarnos para ser humildes en la vida como la tierra se deja ablandar por el agua?
¿Y si pudiéramos volver a creer en todas nuestras posibilidades?
¿Y si pudiéramos volver a amarnos como nos merecemos y amar a los demás sin comparaciones, sin juicios, de forma incondicional?.
¿Y si pudiéramos volver a sentir la vida que hay en nosotros plenamente?.
Podemos. Puedes, tu vida siempre ha estado y está en tus manos.
“Esto no es el principio del final, es el el regreso a ti mismo, es el regreso a tu inocencia”.
¡Buen día!
Ana Rial Souto
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